o quizás él sea parte inseparable de mi
y ande por ahí esperando a Dulcinea
sin darme cuenta de que es otro molino mas.
En esta torre-ínsula todo se ve distinto:
Dulcinea no era
Sancho tampoco
y mi yelmo cada vez mas abollado,
pero vida de caballero andante
no deseo mas comodidad
que un plato de comida
una cama donde reposar el quebrado cuerpo
y un vaso de frutos fermentados
para calmar el corazón.
Sólo andar libre
pese a costarme la vida;
sin mas seguridad que mis manos
y la fuerza de mi corazón;
no mas futuro que el momento
y las ganas de seguir caminando.
No espero que nadie me entienda
con hacerlo yo me basta.
Resultado de la contienda:
Un nudillo roto, ganas de gritar, escombros arqueológicos, y saber que el infinito no existe.
Pd: no estoy en posesión de la realidad , como mucho de mi verdad parcialmente subjetiva, de esta locura de mono venido a mas.