No, claro que no lo he superado;
pero mi corazón por muy roto
no está muerto;
¡tan grande es!
No te voy a superar nunca,
no quiero;
sólo espero que se pase el dolor
de lo que podía haber sido.
Mientras, sigo apostando por el amor,
sin miedo a caer,
ni a emocionarme,
ni a llorar de alegría,
ni a seguir creyendo en un mundo mejor
para mis hijos y los tuyos.
Quizás ya nunca mas desee verte
o saludarte,
o tu mirada;
pero de mi corazón no se sale:
son las leyes que él me impone.