Cuando te has caído
y el tobillo se ha destrozado
o estás perdido en la niebla
sin reconocer el paisaje ni el camino
puedes hacer dos cosas:
Morir de vergüenza
y quedarte quieto llorando
o arrastrarte montaña abajo
aunque la niebla no te deje saber
ni dónde estás.
No avergonzarte de ir a esa montaña
que no conocías
y decidiste escalar.
Y seguir arrastrándose hacia abajo
para una vez estar a salvo
saber que te has llevado tanto de ella
como ella de ti
y que los dos seguireis siendo los mismos.
Hay montañas que te dejan quedarte
y otras te echan
pero seguirás escalando
sin vergüenza a caer.
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