Suena el timbre en septiembre,
los canalones desafían el vértigo
de los secretos a media noche.
Las hojas obstruyen
las limpiantes aguas del Otoño,
los silbidos
son osos atascados en la tuberías.
No mires atrás,
ya el aire ha cambiado
y la luz,
hasta los Aviones vienen a despedirse.
Silvia, desenrreda los sonidos
con agujas de tiempo,
tiempo que se ríe de tu efimeridad.
Nacen perrijos en las escaleras
como casas de apuestas en los suburbios,
la lluvia no consigue sacar el olor
a orín de perro,
los pies del refugiado imploran zapatos
su hambre no sabe de plusvalías,
los ciclistas pedalean sus bilis
mientras yo sonrío.
En los barrios altos, las señoras,
pasean lagartos de cola roja;
envian paquetes de caridad con lazo.
-Sonríe, por lo menos nos quedan las nubes
y los merodeadores desnudos.
-Yo preferiría que los merodeadores
vistieran con trajes regionales.
Llueve ruido y septiembre
deja los sumideros empapados en pájaros.
Tras las inundaciones
los yates se asoman a los suburbios
buscando el penúltimo selfie
3 de septiembre, 2021, a dos cabezas with Sara